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Entonces el sumo sacerdote le dijo: «En el nombre del Dios vivo te ordeno que nos contestes: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios?» Jesús le respondió: «Así es, tal como tú lo has dicho. Y yo les digo más: a partir de ahora ustedes contemplarán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Dios Todopoderoso, y lo verán venir sobre las nubes del cielo.»

Mateo 26,63-6

Jesús de Nazareth

¿Quén es Jesús  de Nazareth?

Es mi mejor Amigo, con quien puedo hablar sin reservas, quién me escucha sin condiciones, con quien puedo reír y llorar sin molestarlo, quién me entiende, quien me abraza en la alegría y en la tristeza, a quién le puedo pedir lo que sea. Aquí te platicaremos acerca de Jesús de Nazareth, conócelo, porque Él te conoce a tí mejor que tú mismo.

En la Biblia, encontramos que se habla de Jesús desde los libros del Antiguo Testamento, por ejemplo, en el libro del profeta Miqueas se profetiza su nacimiento en la tierra.

Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas. El se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque él será grande hasta los confines de la tierra. ¡Y él mismo será la paz!
Miqueas 5,1-4

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¿Te diste cuenta? Jesús ha existido desde siempre, dicen las escrituras: Sus origenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial y fue enviado a la tierra por obra del Espíritu Santo para nuestra salvación, entonces, la Navidad que tú y yo conocemos es el festejo del nacimiento de Jesús en Belén, ¿viste? esto también se protetizó desde el Antiguo Testamento, ahora veamos un poco de su nacimiento.

Nacimiento de Jesús

Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla. Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros. Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa. Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.
Mateo 1,18-35

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Según los comentarios en la Biblia Latinoamericana en la Edición revisada de 1995: Mateo cita una profecía de Isaías 7,14 para confirmar que Jesús es a la vez el descendiente de David y la presencia de Dios e la tierra, Emanuel, Dios-con-nosotros. Es una manera de recordar el misterio que entraña su persona .

El Señor pues les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pon el nombre de Emanuel, es decir, Dios-con-nosotros.

Isaías 7,14

Pues también lo encontramos en el libro de Isaías

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Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que ve nían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.» Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al oír esto. Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel. Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: «Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje.» Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que ha bían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. ¡Qué alegría más grande: habían visto otra vez la estrella! Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino.

Mateo 2,1-12

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La huída a Egipto

Después de marchar los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo.» José se levantó; aquella misma noche tomó al niño y a su madre y par tió hacia Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte de He ro des. Así se cumplió lo que había anunciado el Señor por boca del pro feta: Llamé de Egipto a mi hijo. Herodes se enojó muchísimo cuando se dio cuenta de que los Magos lo habían engañado, y fijándose en la fecha que ellos le habían dicho, ordenó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores. Así se cumplió lo que había anun ciado el profeta Jeremías: En Ramá se oyeron gritos, grandes sollozos y lamentos: es Raquel que llora a sus hijos; éstos ya no están, y no quiere que la consuelen.
Mateo 2,13-18

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Así es amigos, y este es el origen del día de los santos inocentes. ¿Ya viste? De nuevo vemos citas al Antiguo Testamento de los profetas Oseas y Jeremías, veamos el comentario de La Biblia Latinoamericana Edición 1995 acerca de ello: Al narrar la matanza de los inocentes y la huída a Egipto, Mateo cita dos palabras de los Profetas Oseas y Jeremías, referentes a las pruebas que soportó el pueblo de Dios en el pasado.

 

Bueno, cuando Jesús aún era un bebé, fue llevado por sus padres María y José como dictaba la ley de Moises a presentarlo al templo 

Había entonces en Jerusalén un hombre muy piadoso y cumplidor a los ojos de Dios, llamado Simeón. Este hombre esperaba el día en que Dios atendiera a Israel, y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de haber visto al Mesías del Señor. El Espíritu también lo llevó al Templo en aquel momento. Como los padres traían al niño Jesús para cumplir con él lo que mandaba la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios con estas palabras: Ahora, Señor, ya puedes dejar que tu servidor muera en paz como le has dicho. Porque mis ojos han visto a tu salvador, que has preparado y ofreces a todos los pueblos, luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel.
Lucas, 2, 25-32

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Profecía de Simeón

Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».

Lucas 2,34-35

Profecía de Ana

Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casa en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Lucas 2,36-38

Y continuamos con las profecías, pues en realidad si lo piensas bien, Dios ha elegido a muchos profetas desde el Antiguo Testamento, y ahora con Jesús también nos encontramos con profetas como Simeón y Ana, solo que ellos tuvieron la dicha de ver a Jesús directamente, y vaya, ¡qué dicha!

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Jesús ha crecido, y a comunicado que atiende los asuntos de su Padre en el templo con los doctores de la ley, si, de su Padre, es decir, de Nuestro Padre del Cielo, Verdadero Dios.

Hasta aquí sabemos acerca de la niñez de Jesús, ahora en los siguientes apartados, sabremos acerca de su vida publica, preparáte, porque nos adentraremos a una gran aventura.

Jesús entre los doctores de la ley

Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acababa la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que los oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?». Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres.

Lucas 2,41-52

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